La sumisión latinoamericana

Julio Andrés Borges

Lo más importante es no repetir los errores del pasado y demostrar que somos seres racionales. Hace varios años un grupo de antropólogos realizó un experimento en Africa Central con un tribu de chimpancés. Los resultados fueron recogidos por Jane Goodall en su libro titulado A la sombra del hombre. Las implicaciones antropológicas están recogidas en el estudio de Mary Migdley, El hombre y la bestia: las raíces de la naturaleza humana.

EL objetivo del experimento era sencillo: observar el comportamiento de los chimpancés en condiciones normales y luego alterar el medio ambiente con una supuesta mejora de las condiciones de vida natural.

Los científicos se dedicaron durante meses a filmar la vida cotidiana de los chimpancés. Transcurría en un ambiente normal, con alimentos escasos pero suficientes. Un día cualquiera, los antropólogos depositaron una gran pila de cambures en el centro de la comunidad. Con desorganización y brutalidad los fuertes y oportunistas se apropiaron de los frutos. Al día siguiente un pequeño grupo de ellos rondaba la zona. Actuaban para no levantar sospechas escondiendo su verdadero propósito: repartirse entre ellos, sin tomar en cuenta las necesidades de la comunidad, todos los cambures.

Cuando menos se esperaba, los antropólogos depositaron otra gran pila, ocurriendo lo mismo pero de manera más violenta. Así, cada día fue puesta la gran pila de cambures a la misma hora surgiendo un abanico de conductas nunca visto: los más fuertes implantaron condiciones para entregar los cambures a cambio del culto a la personalidad, la sumisión sexual, el servilismo y el uso de la fuerza.

La actividad física de la tribu disminuyó. Sólo se esperaba la mano mágica que proporcionaba cambures, prefiriéndose no alimentarse y someterse a los más fuertes, a tener que viajar el tiempo necesario para conseguir alimento. El único esfuerzo que se hacía era buscar una manera de cómo apropiarse de los cambures sin importar el costo comunitario.
Cuando los precios del monopolio ya no podían ser cumplidos, los fuertes decidieron almacenar los cambures, que terminaron pudriéndose.

El hecho de que este grupo de chimpancés no hubiese desarrollado formas organizativas que distribuyesen los costos y los beneficios de una inesperada bonanza bananil condujo a una modificación de los patrones de conductas que en lugar de aumentar los beneficios de la comunidad los redujo. El número de la tribu mermó hasta casi la mitad y los nuevos patrones costaron mucho tiempo para volver a su estado natural (Págs. 96 y 97)

Con sus inmensas distancias, esta ha sido la historia de la América Latina ciclo tras ciclo.